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viernes, 22 de enero de 2010

COPA VALENCIA 1-2 DEPOR


El Deportivo de La Coruña encarriló la eliminatoria tras imponerse en Mestalla al Valencia gracias a los tantos de Guardado y de Pablo Álvarez en un partido que tuvo todo lo que pide un aficionado al público: goles, emoción, ocasiones, polémica e intensidad.

Como si de un combate de boxeo se tratara, Valencia y Deportivo intercambiaron golpes en los primeros minutos. Ambos conjuntos llegaron a la meta rival con claridad y los dos salieron buscando la victoria que les ayudara a encarrilar la eliminatoria.

Cuando todavía no se habían sentado los aficionados en Mestalla llegó la primera jugada polémica que podría haber cambiado el signo del partido. Maduro se encontró un balón dentro del área y su disparo lo tocó Marchena ante Manu para mandarlo al fondo de las mallas. El línea de Velasco Carballo vio fuera de juego en la posición del sevillano y anuló un tanto que debería haber subido al marcador debido a que la situación de internacional español estaba en línea con la defensa gallega.

Riki tuvo que abandonar el terreno de juego lesionado a los 20 minutos de la primera mitad.
El Valencia salió muy fuerte, no quería esperar para estrenar el marcador y Joaquín, Villa, Zigic y Mata dieron sensación de peligro hasta que el Deportivo se puso a jugar como él sabe. Por la derecha lo intentó con las llegadas de Laure y Juan Rodríguez y por la izquierda fue suficiente Guardado para poner en apuros a Miguel, quien no pudo con el mexicano.

Mientras el Deportivo lograba crear peligro en la portería de un Moyá muy dubitativo en las salidas pero seguro bajo los tres palos, llegó el golpe para los gallegos convertido en la lesión de Riki, que continúa su calvario con las lesiones.

El ritmo del juego era muy alto por parte de los dos equipos, en la medular la batalla de Juan Rodríguez y Sergio ante Marchena, Banega estuvo algo desaperido, era digna de análisis y en la defensa del Deportivo tenían que tirar de todas las artimañas posibles para frenar las llegadas de Villa y Zigic, quien lo intentó todo en su regreso a la titularidad.

Al partido sólo le faltaban los goles cuando se llegó al descanso y solamente dos minutos después de la reanudación Guardado solucionó el problema. Laure colgó el balón al área desde un saque de banda, Juan Rodríguez tocó de tacón en una situación acrobática para poner el balón en el corazón del área y Guardado se adelantó a su marcador para rematar junto a la línea de gol el balón al fondo de las mallas. La zaga local estuvo muy lenta y lo pagó muy caro.

El gol de Marchena debió subir al marcado.
Se le ponía muy de cara la eliminatoria a un Deportivo que no dejó de atacar y fue ambicioso a la hora de ganar el choque. Este trabajo le dio sus frutos a los de Lotina cuando se llevaban diez minutos de la segunda mitad. Zé Castro cortó un balón en defensa, se puso el disfraz de Beckenbauer y puso un balón en profundidad para que Pablo Álvarez, tras recortar a Dealbert superara a Moyá con un disparo desde dentro del área.

El público de Mestalla empezó a impacientarse ante la derrota de los suyos y a Emery no le quedó otra que dar paso a Silva, volvió tras una lesión, acompañado por Fernandes en lugar de Marchena y Zigic.
Con el canario en el campo, los chés comenzaron a controlar más el esférico, el Deportivo esperó en su campo para volver a matar a la contra y el Valencia se confundió en numerosas ocasiones al colgar balones desde la banda cuando el 'Gigantón' serbio ya no estaba en el terreno de juego.

Aún así, la presencia de Villa y Silva en el ataque se notaba y cuando quedaba poco menos de 20 minutos para el final el de Arguineguin dejó su detalle de calidad. Un ligero toque con el tacón fue suficiente para cambiar la dirección del esférico tras un disparo de Banega desde la frontal y confundir a Manu para recortar distancias y presionar a la defensa del Deportivo, que estuvo casi perfecta.

Hasta el final, los hombres de Emery siguieron intentándolo una y otra vez pero las jugadas de Mata, que fue sustituido por Vicente, Joaquín, Banega, Silva y Villa morían una y otra vez en las botas de la zaga visitante o en las manos de Manu. Además, el Deportivo supo jugar muy bien con el cronómetro debido a que Lotina realizó los cambios en los momentos justos y sus pupilos no se pusieron nerviosos en ningún momento.

Con todo esto y a falta de lo que ocurra en Riazor, lo cierto es que a los gallegos se les ponen las cosas muy favorables para medirse en la siguiente ronda al ganador de la eliminatoria entre Sevilla y Barcelona.

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