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sábado, 19 de diciembre de 2009

VICTORIA "LOCA"

El Valencia tuvo que recurrir al sufrimiento para firmar su pase a la siguiente ronda de la Europa League. Los de Emery pasaron de la tranquilidad del gol de Bruno al suplicio y la amargura que provocó el tanto de Crespo en el inicio de la segunda mitad. Aún así, el conjunto ché recurrió al sacrificio defensivo para incluso terminar sacando los tres puntos en el descuento con un tanto de Villa.

Ese último gol fue un claro reflejo de lo que se vio en el Luigi Ferraris: un encuentro de auténtica locura. La lucidez y cordura fueron de la mano en el juego desplegado por los de Emery en el primer acto para dar paso a un trastorno que duró 45 minutos y que pudo traer a los valencianistas una amarga despedida.

El Valencia dominó a placer la primera mitad pero perdonó la vida a su rival.

Bastaba el empate, pero el Valencia debió cerrar el partido con anterioridad. Pudo hacerlo en la primera mitad, donde el dominio, con excepción del agresivo arranque del conjunto italiano, fue total. El Valencia es mejor y lo demostró con creces en el primer tiempo.

Villa avisaba en los primeros minutos y Joaquín desperdiciaba la ocasión más clara en un mano a mano a la media hora de juego. A ráfagas, pero apoyado en una solidez defensiva, el Valencia despejaba dudas sobre una posible actitud conservadora.

Bruno pone algo de corduraCrespo, pasado de kilómetros pero con la sapiencia que dan los años, asustó en un par de despistes de la zaga ché. Avisos que más tarde se convertirían en realidad y que levantarían a un equipo muerto y lleno de escepticismo para darle la vuelta al choque.

Esas dudas tuvieron su razón cuando Bruno se encontraba con un golazo al filo del descanso. El lateral respondió a un centro corto con una prolongación precisa que supero a Scarpi, ligeramente adelantado.

Crespo volvió a responder a quienes ya le dan por un futbolista retirado.

Premio a un trabajo que se vino abajo a los seis minutos de la segunda mitad. Crespo, lento de movimientos pero rápido de ideas, bajó un balón del cielo y castigó la tardía salida de Moyá. El tanto despertó a la fiera italiana, que se fue a por el partido con más corazón que fútbol.

A base de centros al área, segundas jugadas y saques de esquina, el Genoa atrincheró al Valencia en su área. Fue más la sensación de peligro que éste como tal, pues las ocasiones italianas se cuentan con los dedos de una mano.

Scarpi y Villa intercambian regalos.
Y como el partido se encontraba en un estado de enajenación parcial, a Bocchetti le dio por cometer sobre Joaquín un penalti absurdo. Villa, también residente del manicomio, lo tiró directamente fuera.

El broche final lo puso Scarpi, que evitó la última acometida con un centro raso...y de dos metros. Allí estaba Villa, generoso pero no ingenuo, para cerrar el partido. Un final surrealista para un partido raro, muy raro. Por desgracia, la tónica habitual de los encuentros de este Valencia en lo que va de Europa League.

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