El Valencia tiene un motivo, tal vez no muchos más, para estar tranquilo: Silva. El Cádiz, otro para ilusionarse: Tristán. Ahí está Diego, superviviente. El viernes dijo que había cumplido un sueño: debutar en el Carranza. Ayer vivió el segundo. Marcar y escuchar por primera vez su nombre, atronador. Tristán lucha contra el tiempo y tiene embrujo, ya ha conquistado Cádiz. En el Valencia vive Silva, qué calidad en ese maltrecho césped del Carranza. Desafiando esos problemillas físicos que no le dejan tranquilo, su fútbol tiene una mezcla entre lo dulce y lo total que le sitúan entre los mejores de nuestro fútbol. Conviene que Silva no se resfríe antes de viajar a Suráfrica el próximo año. Es "escandalosamente escandaloso".Pero entre el gol de Tristán (1-0) y el magisterio de Silva se colaron Pablo Hernández, que dejó huella durante su estancia en el Cádiz (tanto que la afición hasta aplaudió el gol del empate, una herejía consentida) y López Silva. Su golazo de vaselina después de un increíble error de Albelda concedió al tercer puesto al Cádiz, que termina el Carranza ilusionado sin presumir. El Valencia no ha sido un horror, pero dos derrotas traen cola. Más en el Valencia, que vive de la pólvora.
Esto no estropea la buena pretemporada que esta realizando el vcf pero si estos resultados se repiten seguro que volveremos a escuchar pitidos y criticas en Mestalla y en los entrenamientos del club, seguro que Emery, que es un estrenador listo, volverá a llevar al Valencia por la senda de la victoria.
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